LA IMPORTANCIA DEL PERIODISMO CIUDADANO

Uno de los fenómenos más importantes que trajo consigo la Internet sin duda ha sido el periodismo ciudadano. Donde gracias a la alta tecnología se ha logrado democratizar las herramientas de comunicación para lograr una mejor cobertura informativa vista y apreciada desde diversos enfoques y ópticas no necesariamente periodísticas. 

Estas acciones informativas tuvieron mayor protagonismo en países como Brasil ante el descontento de la gente por entender que le ocultaban información política, y en conflictos armados en el medio oriente como Egipto, Irán y Palestina donde se logró información relevante gracias a personas que enviaban videos, audios e imágenes en tiempo real, algo que la prensa por diferentes motivos no mostraba.

Es un amplio debate, ya que para algunos especialistas nunca la función, el deber y la ética que adhiere a cada profesional en periodismo puede ser intercambiada por el rigor de una simple transmisión de la información, sin plena objetividad ni la responsabilidad que requiere la tenacidad de un periodista al momento de informar. Agregado a la deontología de la profesión.

Otro grupo académico indica que por el contrario; la libertad de los ciudadanos, independientes de cualquier valor ético, de cualquier concepción moral e ideológica, de responsabilidades profesionales alineadas a políticas o a la línea editorial del medio de comunicación, ejercen su derecho a informar tal cual lo acontecido, dejando a los informados y ciudadanía con el libre albedrío de asimilarlo o rechazarlo, elucubrarlo o criticarlo. Pero libre de decidir.

Esta teoría es defendida por el periodista Oscar Espiritusanto, profesor universitario en Madrid, ya que indica que “la poca credibilidad de los medios, la democratización de las herramientas de comunicación y la popularización del uso de internet permiten a ciudadanos y profesionales generar contenido en igualdad de condiciones técnicas”. Así, los ciudadanos pueden “informar de lo que los medios no informan, ofreciendo otro punto de vista documentado sobre una misma realidad”.

Es muy cierto que el periodista tiene un compromiso con la verdad, y está en la obligación de emitir una información responsable, a diferencia de cualquier ciudadano quien no necesariamente asume ese compromiso, sin embargo pienso que emisión de una información inmediata hecha por cualquier persona que tenga los medios para hacerlo, es tan válida y democrática que suma a fortalecer el pensamiento, el raciocinio y el estímulo al análisis crudo muy acorde a los tiempos que vivimos.

Nuestro país hoy sufrió hace poco un embate de la naturaleza, su inclemencia nos permitió mostrar al ser humano solidario que llevamos dentro ante nuestros semejantes, pero principalmente para mostrar el corresponsal que llevamos dentro.

Miles de ciudadanos responsables y algunos otros no, emitieron informaciones de los acontecimientos y lugares donde sucedía la noticia, mucho antes que los propios medios de comunicación, que como es comprensible no lograron abarcar la cobertura necesaria que ameritaba la situación.

Todos nos convertimos en líderes de opinión, poderosos con las imágenes que enviaban o transmitían en vivo gracias al Facebook o el Twitter, agudizando la polarización política e ideológica que ya de por sí embiste al país desde la última elección presidencial, pero fortaleciendo nuestro sentido analítico para entender a profundidad lo que sucedía, indignándonos o enalteciéndonos de acuerdo a cada accionar que presentaban, siendo más críticos con nuestras autoridades y más sensibles a los avatares de la naturaleza y el ser humano.

Esto permitió una mayor y rápida reacción de estas mismas autoridades para socorrer e ir al lugar de los hechos y acontecimientos, sin necesidad de recibir el visto formal o petición de algún estamento público, solo con las imágenes de algún periodista ciudadano que las envió al eco sistema como necesidad de ayuda y sobre todo inconscientemente, como necesidad de informar.

Es cierto, todavía nos falta mucho para avanzar como país, para entender la responsabilidad de informar con precisión sin exagerar ni minimizar los hechos, nos falta aún compromiso ético al momento de efectuar un juicio de valor, al momento de palpar la sensatez y sensibilidad que discurre una delgada línea de sentir la confianza de saber qué informar y qué no informar, o hasta dónde informar.

Sin embargo como paradigma hemos tenido la oportunidad de experimentar como valiosísimo ejercicio ciudadano para el progreso y desarrollo del pensamiento humano, el derecho a mantenernos libremente informados para emitir nuestra propia opinión, y sobre todo del innegociable fundamento de informar a los demás para que ejerzan sin condiciones ni restricciones sus propias conclusiones de lo que viene sucediendo a su alrededor, y también de lo que suceda a futuro.

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